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90 minutos no aptos para cardíacos, son los que le quedan al Atlético de Madrid para proclamarse campeón por undécima vez en Liga.
Muchos se preguntarán en días como el de ayer: ¿Papá, por qué somos del Atleti?. La respuesta es muy sencilla, el Atlético de Madrid es como la vida misma, por muy mal que esté, por muchos palos que le den, siempre se levanta, porque nunca deja de creer. Esto se resume a una imagen, algo que quedará marcado en la historia del club.

Un Atlético de Madrid que lleva desde noviembre líder de La Liga y que en diciembre ya le daban como campeón, metiendo presión desde la prensa, jornada tras jornada, hablando de robos, de conspiraciones, con momentos complicados por Covid, lesiones, viendo como los rivales recortaban puntos. Pero aún así, el equipo ha dado la cara, ha seguido a lo suyo, ‘partido a partido’.
Ya lo dijo Simeone en el mensaje de navidad: «La adversidad tiene el don de despertar talentos que en la comodidad, hubieran permanecido dormidos». El Atlético cuando peor está, es cuando ‘más coraje y corazón’ le echa para sacar momentos complicados, aunque a veces, nos quite años de vida como los últimos 15 minutos de ayer ante el Osasuna.
Muchos le aplauden, otros le pitan, pero lo cierto es que desde que el técnico argentino llegó a las filas del Atlético de Madrid, ha llevado al equipo a lo más alto, donde merecía estar.

Años atrás era impensable haber llegado a dos finales de Champions y mucho menos clasificarse (9 veces seguidas de las 17 en toda la historia), ganar una Liga (2013/14) después de 18 años de sequía y estar a 90 minutos de conseguir otra, una Copa del Rey (2013) en casa del eterno rival, dos Europa League (2012 y 2018), una Supercopa de España (2014) y dos Supercopas de Europa (2012 y 2018).
Aún así, esto no ha terminado aún, quedan 90 minutos de infarto en un campo difícil, como es el Estadio José Zorrilla, con un Valladolid jugándose la permanencia. Nadie dijo que fuera fácil. Pero, si se cree y se trabaja, se puede.