Partidazo el que hemos vivido en el Camp Nou entre los dos mejores equipos de la competición. El Barça y el Atlético iban a jugar lo que se había considerado como la final de la Liga. El Barcelona parecía tener el título ganado y controlado desde diciembre del año pasado. Sin embargo, tres empates en los últimos cinco partidos abrieron el debate de si aun había posibilidades de perderlo. El buen momento en el que llegaba su rival y perseguidor, el Atlético de Madrid, reforzaba ese debate. Los colchoneros llegaban a este partido con la ilusión de sumar puntos y mantenerse en la lucha por el campeonato. Seis victorias seguidas en liga, sumadas a los pinchazos de su rival, habían dado a los rojiblancos esperanzas de arrebatarle la liga al Barça. Sin embargo, los catalanes contaban con un factor muy determinante en esto del futbol: Leo Messi.
El futbolista argentino está cuajando una temporada espectacular. Hace lo que quiere, como quiere y cuando quiere, y ni siquiera la defensa menos goleada de Europa pudo evitar que el crack blaugrana diera la victoria a su equipo. Messi logró batir un partido más a uno de sus rivales favoritos. Con este gol, suma ya 28 goles en 35 partidos frente al Atlético. Además, ha llegado a los 600 goles como jugador profesional.
Las faltas al borde del área, penaltis para Messi
La primera parte comenzó con el guión previsto. Simeone salió con un cuatrivote en medio del campo para intentar cortar el juego del Barça, mientras que Valverde introdujo en el once inicial a Coutinho en detrimento de Paulinho para generar más juego ofensivo. El Barça tuvo la posesión de balón con un Iniesta imperial. El Atlético estaba muy bien plantado sobre el césped y no permitía que la posesión de los azulgranas se tradujera en peligro.
Además, parecía que los problemas iban a llegar solo para el Barça. Tras una carrera con Vrsalijko, Iniesta se echó la mano al muslo. Esto provocó que tuviera que ser sustituido unos minutos más tarde por André Gomes. Pero antes de este cambio llegó el mayor problema para el Atlético. En el minuto 26, Thomas cometió una falta en la frontal del área muy peligrosa. Si estas faltas ya lo son de por sí, teniendo delante al mejor lanzador del mundo, el desenlace está claro. Messi golpeó el balón por encima de la barrera y lo coló por la escuadra de la portería de Oblak. El portero esloveno se estiró y llegó a tocar el balón, pero la falta estaba tan bien lanzada que no consiguió despejarlo.
La primera mitad tampoco tuvo mucho más. El Atlético no incomodó a un Ter Stegen que apenas tuvo trabajo en el encuentro. Los delanteros rojiblancos, Griezmann y Costa no tuvieron casi aparición, pues desde el medio campo no les enviaban balones, y cuando lo hacían, los delanteros estaban en fuera de juego. El Barcelona se limitó a seguir controlando el partido, pero tampoco creó peligro sobre la meta de Oblak.
El Atlético salió mejor en la segunda parte, pero no consiguió marcar
En la segunda mitad el guión del partido cambió, pero el resultado no. El Cholo buscó el gol que le diera el empate con cambios muy ofensivos, pero ese gol nunca llegó. El Atlético tuvo la posesión, peleó más y transmitió más sensación de peligro. Sin embargo, las imprecisiones en los últimos metros impidieron que los colchoneros sacaran algo positivo del Camp Nou. En el minuto 86, Gameiro consiguió introducir el balón en la portería de Ter Stegen, pero la jugada estaba invalidada por fuera de juego de Diego Costa.
El Barça pudo sentenciar en la salida de un córner con una volea de Busquets que sorprendió a todo el mundo menos a Oblak, que despejó el tiro. Más allá de esa acción, no tuvieron producción ofensiva, exceptuando alguna cabalgada de Messi, Rakitic o Coutinho, que fueron los mejores jugadores del líder de la Liga. Suárez se vio superado en todo momento por un excepcional Giménez, que fue el mejor hombre del Atlético de Madrid.