El Cerci que aterrizó a la Liga en 2014 poco tiene que ver con el de los últimos meses. El futbolista se ha ganado a los técnicos y a la plantilla con su predisposición al trabajo y su actitud en el terreno de juego.
Cuando el Atlético fichó al italiano, éste llegó pasado de peso. Esta es la razón por la que no jugó al mismo nivel que el resto de sus compañeros. Jugó muy poco y, poco después, entró en la operación de la vuelta de Torres siendo cedido al Milan y renovando con los rojiblancos hasta 2018.
La temporada y media que pasó en el ‘Calcio’ no fue fructífera y del Milan se fue al Genoa. Además, una lesión de rodilla le tuvo mucho tiempo k.o. Por eso, cuando se le quiso buscar una salida el pasado verano, el físico fue un impedimento y Cerci se quedó en el Atlético para completar su recuperación y marcharse en enero.
Sin embargo, en enero tampoco se cerró nada, a pesar de que Simeone no le tenía en cuenta. Pero Cerci se quedó y ha ido mejorando, dejando claro que era uno más por si se le necesitaba.
Y se le necesitó el pasado sábado, cuando salió para sustituir a Gaitán a falta de 15 minutos para que terminase el partido ante Osasuna. Cerci incluso quiso tirar el segundo penalti, pero Thomas no le dejó.
Los que conviven con el centrocampista aseguran que éste ha cambiado y que uno de los motivos es el reciente nacimiento de su hija.